No hay cupo, señor presidente

Por: Petra Saviñón, periodista.

Con todo respeto a sus canas, a su edad, a su investidura y sobre todo, a su condición de persona, dispense si es cargosa la introducción, es que así hablamos los sureños. Voy al grano, señor presidente, usted proclamó que ningún estudiante quedará fuera de las aulas y digo amén, pero…

Dudas surgen, porque  esa misma afirmación ya la hemos oído antes de ministros de Educación y la realidad ha sido otra, por desgracia. Alumnos que no hallaron cupo en el sector público no cursaron el año lectivo pasado, porque no podían pagar el privado.

Mire usted un caso, la escuela Fray Ramón Pané de los Jardines del Norte, en la capital fue demolida en 2020 para hacerla mas grande porque su estructura no resistía otra planta. Pasaron cinco años de firme lucha, de protesta para que fuera abierta una parte.

Mientras, su matrícula asistía a aulas alquiladas a colegios. El año escolar pasado por fin unos pudieron acudir al recinto, otros seguían en los salones de alquiler y unos más, no hallaron espacio en ninguno de esos lados.

Entre esos está Yenderly, una niña que tenía seis años cuando con bombos y platillos hace meses las autoridades que usted encabeza inauguraron la parte terminada del centro. La frase “que nadie quede fuera” no le cabe y fuera quedó.

Perdió ese que sería su primer año de clases y ahora a su madre le dicen que tampoco cabe en este ciclo. Ella es la punta de un problema que afecta a muchos en todo el país y les trunca el sueño de estudiar.

Las denuncias llenan los medios, señor, y nada cambia. Año tras año, acogen los reclamos de comunidades que ven planteles a medio talle deteriorarse sin que nadie les pegue un bloque más, el dolor de padres cuyos hijos deben caminar hasta cuatro kilómetros en su interés de aprender, de progresar.

Entonces, para qué tantas campañas, para qué tanto incentivo a acudir a comer el pan de la enseñanza, si al final no hay dónde ingerirlo, porque el Estado lo arrebata de las manos con su inercia frente a construcciones por años paralizadas y otras que urge iniciar su construcción.

Apoye, presidente, respalde al alumnado y a su familia, porque la falta de aula es un mal que desnuda la falta de interés en la educación y ojalá no sea su caso.