La sociedad dominicana muestra una impresionante agresividad, y más allá de agresividad, llegamos a la forma más primitiva de solución de conflictos, la violencia. Nadie está seguro y debemos ampararnos en la fe y oraciones que permitan la supervivencia, porque para nadie es un secreto el incremento de la delincuencia.
En la agresividad, según los expertos de la psicología criminal, influye la carga genética; pero la conducta violenta es meramente social. Por ello, experimentos en gemelos que han sido separados en diferentes países y el que habitó en sectores violentos, terminó siendo violento, más el otro no.
Por otro lado, lo que sí arrojan otros estudios, es que la vivencia de violencia prolongada, sí modifica y produce trastornos y conductas psicopatologías. La violencia se aprende porque las experiencias y normas socioculturales regulan este comportamiento. Existen empresas que su marketing se basa en incentivar la violencia mediante el consumo de drogas.
Con la violencia muchos buscan lograr un beneficio, servicio o incluso, para llamar la atención. La sociedad dominicana está contaminada por la mala música y por comunicadores violentos e indecentes.
Sin violencia no hay «view» o «rating», por lo cual, ya es absoluta necesidad el empleo de la violencia en sus medios de comunicación. Son incapaces de generar contenido y que atraiga sin algún tipo de manoteos, berrinches o insultos.
La violencia tiene por objetivo mantener el control y el poder sobre otros individuos. La intimidación se vive en el día a día. Estamos que, sin querer, y si nos autoevaluamos, también nos volvemos cómplices o imitadores de acciones violentas o, inconscientemente, se las enseñamos a nuestros hijos. Ya no se comunica, se agrede; la sociabilidad es mínima, más con estos aparatos, inteligentes y útiles, pero que a la vez nos han deshumanizado.
La violencia se ha normalizado y con ella una cultura que todo lo relaciona y lo quiere solucionar con violencia. La inteligencia emocional debe ser trabajada en las escuelas y universidades; así como, la moral, la cívica y relaciones sociales y humanas como materia obligatoria en los programas académicos.
Debemos preguntarnos: ¿qué sucede a las personas en el país, que no piensan en el mañana, en sus familiares e hijos?, ¿por qué no piensan en la responsabilidad y el deber para con la población, así como en la propia integridad física y moral?, ¿por qué ponen en primer lugar la violencia y el ego?, ¿dónde está lo humanitario y el sentido común?
Lamentablemente, la violencia se ha convertido en cultura, en la primera cultura defensora de los derechos humanos de América: ¡Es tiempo de reflexionar!