KIEV.- Después de alcanzar el domingo más de cuarenta aviones de combate rusos con drones escondidos en camiones de transporte civil, Ucrania atacó el puente de Kerch que une Crimea con Rusia con más de una tonelada de explosivos colocados bajo el agua, en otra operación preparada por los servicios secretos de Kiev durante meses.
Aunque no se conoce por el momento el alcance exacto del que es el tercer ataque contra el puente de Kerch, esta acción del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), el mismo que llevó a cabo la operación contra los aeródromos, tiene mucho valor simbólico y pone de manifiesto las vulnerabilidades rusas en la defensa de uno de los objetivos más preciados para los ucranianos en esta guerra.
«CRIEMA ES UCRANIA»
«Crimea es Ucrania, y cualquier expresión de la ocupación recibirá una respuesta contundente», dijo el jefe del SBU, Vasil Maliuk, al informar sobre el ataque contra el puente, que fue preparado durante «varios meses» y tuvo lugar durante la madrugada del lunes al martes.
Construido entre 2016 y 2019, el puente que se extiende sobre el estrecho de Kerch conecta a Rusia con la península ucraniana de Crimea, anexionada por Moscú en 2014 y símbolo de la permanencia del dominio ruso en ese territorio.
Como apuntó Maliuk tras celebrar el éxito de la operación contra el puente de Kerch este martes, esta infraestructura no tiene sólo un valor simbólico: también tiene importancia para el suministro a las tropas rusas desplegadas en el territorio ocupado de Ucrania.
La infraestructura fue dañada por primera vez al inicio de la guerra por los servicios secretos ucranianos con un explosivo colocado en un camión de transporte regular que mató a cinco personas y provocó el desprendimiento de una parte de la calzada al explotar mientras el vehículo cruzaba el puente.